En los considerandos del proyecto de Ley para modificar el impuesto a las Ganancias de sociedades, que el Ejecutivo acaba de enviar al congreso, firmado por Martín Guzmán y Santiago Cafiero, se asegura que la alícuota no tiene impacto en los niveles de inversión, sino que la misma depende de la demanda agregada y el crecimiento económico, aunque no se cita la evidencia de eso. Incluso se asegura que la reducción de la alícuota de ganancias (por la reforma del 2017) no evitó la caída de la inversión en 2018, provocando la pérdida de ingresos fiscales.

Más adelante se descarta que el tributo impacte en el empleo, señalando la suba en la tasa de desempleo en 2018 y 2019, como si la tasa de desempleo fuera la inversa de la tasa de empleo, cuando se trata de dos indicadores diferentes (de hecho, la tasa de empleo subió en 2019).

Pero todo ese análisis está mal y aunque puede pasársele al Jefe de Gabinete, no se le escapa al Ministro, que tiene una sólida formación en Finanzas Públicas, por su paso en la Universidad de La Plata.

Desde el punto de vista teórico, la suba del impuesto a las sociedades afecta directamente a la tasa de inversión e indirectamente a la tasa de empleo. A la acumulación de capital porque la rentabilidad de cualquier proceso de inversión se ve reducida por el impuesto y eso produce dos efectos; en primer lugar, hay proyectos que no superan el costo de su financiamiento y en segundo lugar hay otros que, aun superando el umbral del precio del capital, encuentran una utilidad mayor en otro destino con menos impuestos. Al empleo indirectamente, porque con menos inversión habrá menos requisito de mano de obra, salvo en los casos en que los trabajadores sean sustitutos de las maquinas.

En la práctica no es tan simple como mirar lo que pasa antes y después de una reforma tributaria, porque los cambios impositivos no ocurren en el vacío y no es posible saber si la tasa de empleo o la inversión no hubieran caído incluso más en el contexto de la crisis macroeconómica del 2018 y el cambio de gobierno del 2019, de no haber sido por haber bajado las alícuotas.

Un problema metodológico parecido tiene el hecho de poner el acento en los shocks macro como determinantes empíricos de la inversión, puesto que es evidente que la extrema volatilidad de los últimos 75 años, con 15 crisis macro severas, impacta en las decisiones de las empresas, pero también es muy probable que en un contexto de estabilidad, los cambios en la rentabilidad jueguen un rol importante; solo que no hay en la base de datos de los últimos 75 años de Argentina un período de estabilidad lo suficientemente largo, con cambios en la alícuota de ganancias de sociedades, para evaluar si ese impacto se confirma o no.

Por otro lado, es cierto que cualquier evaluación debe compararse con la alternativa. Cuando el gobierno decide modificar el impuesto de la cuarta categoría, para que los trabajadores que ganen menos de $150.000 no paguen Ganancias y amplía a pedido de los gremios y partidos de la oposición, la excepción para las horas extras y los aguinaldos, le produce un agujero de 50.000 millones de pesos a las finanzas públicas y la expectativa de recuperación de ingresos por el lado del mayor consumo está acotada por la porción del beneficio que se va al dólar o se filtra a la economía informal y el resto solo tributa un 21% adicional.

La alternativa a la suba del impuesto a las sociedades para compensar ese dinero era la emisión lisa y llana, que presiona sobre los precios y sobre el dólar, mientras que el impacto de una menor inversión se diluye en varios años que están por venir. Pan para hoy y que el próximo gobierno vea mañana.

Un capítulo aparte es el burdo intento de disfrazar la suba de impuestos a las sociedades, con la alícuota diferencial mas baja para el primer millón trescientos mil pesos de utilidades, y el segundo escalón para los beneficios que, superando ese monto, se encuentren por debajo de los 2,6 millones anuales. Ya hemos propuesto en este espacio el establecimiento de un mínimo no imponible que en la practica excluya a las Pymes del tributo, pero un Diputado ganan más de sueldo que los topes de la escala nueva propuesta por el gobierno para las empresas (y no paga 35%). El Ejecutivo asegura que esos parámetros contienen al 75% de las empresas argentinas, pero o los números en los que se basa están mal o la situación es más grave de lo que pensamos, si el 75% de las empresas argentinas ganan menos de 216.000 pesos por mes.