Formado como economista y con un posgrado en Psicología Cognitiva, Martín Tetaz, investigador en el Instituto de Integración Latinoamericana de la Universidad Nacional de La Plata, acaba de publicar su último libro Casual mente (Ediciones B), que presentará mañana en la Feria del Libro. Durante la previa, conversó con Pyme y analizó el rol de la suerte en la toma de decisiones, el liderazgo y el trabajo.

– ¿Por qué el azar como lead?
Charlaba con el escritor Alberto Rojo sobre el libro El andar del borracho y noté un nexo con la economía del comportamiento en cómo funciona la mente. Nuestra incapacidad para ver el azar, la suerte y la casualidad se vincula con el diseño evolutivo del cerebro y los sesgos cognitivos. Explico por qué nos cuesta darnos cuenta, nos comemos los amagues del azar, creemos en las rachas, mufas y cábalas. Es culpa del cerebro: a veces tomamos decisiones erradas por no darnos cuenta de ese azar. Si lo hubiéramos identificado, podríamos decidir mejor.

– ¿Se puede aplicar a las decisiones tomadas en los negocios?
Absolutamente. Uno de los problemas de la teoría de la decisión es cómo juzgar la calidad de las decisiones. Históricamente, era por resultados: hacías un plan de negocios, te iba bien, quería decir que el plan estaba bien. Juzgabas que las decisiones habían sido correctas porque el resultado era adecuado. Después, si el azar influye, te puede salir bien por una cuestión de suerte que no tiene nada que ver con las decisiones tomadas. O al revés: haber tomado decisiones malas pero que hayas tenido suerte.

– ¿Cómo plasmarlo en un negocio?
En el “bolillero de Polya” se pone una bolilla negra y una roja. La primera que se saca tiene 50% de chances de salir. Si sale la negra, hay que volver a meterla pero se agrega otra del mismo color. Ahora, hay 66% de chances que de salga una negra. Si sale de vuelta, se meten tres y hay 75% de chances. Una pequeña diferencia generada por el azar termina multiplicándose y marcando cambios grandes. Puede explicar por qué a algunos bares les va bien y a otros, con igual modelo de negocio, no. Si tenés cuatro esquinas y en cada una hay un bar y la gente empieza a ir a uno por azar, la segunda persona que llega ve que hay gente en ese, la tercera también y todas terminan yendo a ese. El factor gente empieza como un bolillero de Polya. Arranca por una cuestión aleatoria. Alterar las condiciones iniciales, a través de este proceso, puede cambiar los resultados del negocio por una cuestión puramente azarosa.

– ¿En qué otros sectores lo ve?
El editorial. Ningún editor sabe por qué un libro es el más vendido. Hay filtros, claro. La primera edición de Harry Potter en la Argentina terminó en una mesa de saldos. Hay libros que se vendieron por una cosa fortuita, por estar en el momento justo. Como el de Manes. Si a la Presidenta no le hubiera pasado lo que le pasó en la cabeza, probablemente, por más de que Manes fuera el número uno para la ciencia, no hubiera sido conocido a nivel divulgación.

– Hace referencia a Steve Jobs. ¿Cuánto le jugó a favor la suerte?
Fue disruptivo y tiene que ver con características suyas. No es tan aleatorio. Jobs, en su discurso en Stanford, menciona hechos de cuando era chico y conecta los puntos hacia atrás. Pero no sabe qué hubiera pasado sin ese escenario azaroso. Capaz, igual terminaba imponiendo su creatividad. Conectar puntos hacia atrás es uno de los problemas de no entender el azar. Hay que conectarlos hacia adelante. Si creo que algo es determinante, lo preanuncio hoy, no con el diario del lunes.

– ¿Qué deben saber los emprendedores sobre la mente y el azar para tomar mejores decisiones?
Michael Jordan dice que, gracias a que fracasó muchas veces, es exitoso. El azar genera rachas. Quizá, estás haciendo las cosas mal, hay una racha a favor y te va bien. Eso libera una sustancia en el cerebro que hace que ?infles el pecho?. Como estás en ganador, la actitud es positiva. El problema es cuando pasa a la inversa, el ?efecto Gaudio?. Hay rachas negativas. Quizá, estás haciendo las cosas bien pero tenés mala suerte y confundís la racha con la causalidad. Abandonás el camino y empezás a cometer errores. Le pasaba a Gaudio. En vez de seguir jugando como lo hacía, decía ?qué mal que la estoy pasando?. Era azar. Muchos no saben interpretarlo y no reconocen cuando tienen una mala racha. Se pinchan anímicamente por no haber interpretado que era un problema de suerte.

– Pasa con los emprendedores…
Sí, el modo de analizar las decisiones de un emprendedor es mirar hacia atrás sin el diario del lunes. Pensar por qué tomé esta decisión; si estuviera otra vez ahí, con la misma información, ¿decidiría igual? ¿O me equivoqué en la decisión? No, en el resultado. Muchos emprendedores abandonan rápidamente porque creen que hicieron algo mal. El modo correcto de analizarlo es mirar cómo tomó las decisiones en función a la información que había cuando decidió. Un caso es el de los productores de soja cuando valía u$s 550 y decidieron retener la cosecha. ¿Tomaron mal la decisión? No. Con el diario del lunes, sí. En el momento, con la información que había, ¿se podía prever la caída? No. La decisión estuvo bien tomada. La mejor lección que tiene el libro es ayudarlos a tomar decisiones correctas y no dejarse influenciar por los resultados. Estamos poniendo eso en discusión.

Fuente: PSM.ORG.MX