En un debate reciente en twitter se planteó el desafío de definir al populismo, como categoría analítica y  más allá de las generalidades. Propuse entonces la siguiente idea:d0088

Por supuesto, si los votantes fueran perfectamente racionales y comprendieran las consecuencias de las políticas, sería difícil que los populismos triunfen, puesto que todo el mundo anticiparía la inconsistencia de, por ejemplo, emitir billetes sin respaldo para financiar el gasto público, o colocar deuda pro cíclicamente pagando tasas de interés más altas que el crecimiento de largo plazo de la economía. También la gente podría separar perfectamente los efectos de las condiciones externas, de los impactos de las decisiones domésticas.

Podría argumentarse que incluso cuando los ciudadanos fueran racionales y tuvieran toda la información disponible, las altas tasas de descuento intertemporal (impaciencia) combinadas con restricciones al acceso al crédito, serían suficientes para que voten políticas insostenibles, puesto que se sobrevalora el presente.

Desde la Economía del Comportamiento el populismo puede incluso explicarse como una consecuencia cognitiva de la pobreza, que al saturar la memoria de trabajo de los individuos, limita sus capacidades de autocontrol, bloqueando las funciones de la corteza pre frontal dorso lateral (ver este paper de SendhilMullainathan al respecto)

Queda por supuesto la posibilidad de que los agentes tengan racionalidad acotada, limitada particularmente por su bajo nivel educativo, que condiciona la comprensión del funcionamiento de las instituciones y por lo tanto dificulta el análisis de la sostenibilidad y sustentabilidad de las políticas económicas.

Este parece ser el caso del populismo argentino de acuerdo a lo que acaba de suceder en las elecciones Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias (PASO)

Como muestran los siguientes dos gráficos*, el oficialismo (FPV) sistemáticamente sacó más votos en aquellas localidades con más porcentaje de gente que no llegó a completar los estudios secundarios y obtuvo menos apoyo en las ciudades que detentan los más altos porcentajes de sus poblaciones con estudios superiores. La última relación es incluso más fuerte desde el punto de vista estadístico

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Algunos pueden pensar que lo que esconde esta relación es simplemente una realidad económica; como los más pobres tienen menos educación, lo que favorece al populismo es el voto de los pobres y no de los menos educados.

Sin embargo, aunque teóricamente sería factible el argumento, los números dicen otra cosa. Como puede verse en el siguiente gráfico no hay ninguna relación estadísticamente significativa entre el ingreso mediano de una población (la relación con el ingreso medio es aún más débil) y el porcentaje de votos que sacó el oficialista FPV

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En síntesis y como lo muestra la ecuación del grafico 2, por cada 1% que aumenta el porcentaje de gente con estudios superiores en una localidad, cae 1,16% el apoyo electoral al candidato populista

El populismo se combate con educación.

*Estos gráficos está construidos a partir de los datos de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, junto con los resultados electorales oficiales de cada localidad representativa del aglomerado.

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(Ver tabla completa aquí)