Entre los disparates que se dijeron en la semana, luego que Grecia impusiera un corralito bancario y entrara en mora con el FMI, el que sintetiza de mejor manera el pensamiento del Gobierno nacional es el que pronunció el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, cuando dijo que “Tsipras quiere un tipo de salida como la que tuvo Argentina”.

En rigor la situación griega se parece a la Argentina del 2001 en sólo dos aspectos: tiene una deuda impagable y está atada a una moneda que no le permite devaluar. Pero hasta allí llegan las similitudes porque aunque la deuda es más del triple de lo que era en nuestro país en el 2001 (174% del PBI, contra 53% en Argentina), los griegos han reducido notablemente su déficit fiscal, que antes del comienzo de la crisis era de 14% del producto y hoy se transformó en un superávit del 1,5%. Además en materia cambiaria, aunque están atados al Euro, desde el 2011 la moneda europea se devaluó un 22% respecto al dólar y los griegos, producto del fuerte ajuste que han hecho, se abarataron un 8% más respecto a Alemania, centro de la moneda única.

En resumen. Grecia tiene una deuda mucho más impagable que la que tenía Argentina en 2001, pero el problema se puede resolver si los helenos obtuvieran una quita, puesto que las finanzas públicas son ahora superavitarias y sin dudas si el país volviera a crecer, la recaudación aumentaría también. Por esta razón en mi columna del miércoles pasado decía que la mejor oferta que pueden hacer los griegos es asociarse con los acreedores ofreciendo un cupón atado al PBI, como se hizo en Argentina en el 2005, de suerte tal que si la economía vuelve a crecer, los que le prestaron puedan recuperar parte de la quita.

En materia cambiaria, la devaluación reciente del Euro sumada a la ganancia de competitividad del ajuste efectuado, probablemente alcance. Obviamente el sector turístico sería mucho más competitivo si Grecia devaluara su moneda, pero el abandono del euro, como explicaré a continuación, es extremadamente costoso.

¿Y LA SALIDA ARGENTINA?

Acá es cuando la cosa se pone interesante, porque lo que está muy claro a partir de las negociaciones que hubo esta semana es que el primer ministro Alexis Tspiras justamente no quiere la salida argentina.

En primer lugar, porque aunque según las encuestas hoy es muy probable que los griegos voten un rotundo NO al paquete de ajuste propuesto por la Comisión Europea, el Banco Central y el FMI, los mismos sondeos indican que una abrumadora mayoría de los habitantes quiere permanecer en el Euro.

En segundo lugar, porque el joven ingeniero sabe que en Argentina la salida de la Convertibilidad generó el mayor desempleo de la historia (21% en mayo del 2002) y un atroz brote de miseria que hizo que un 15% de la población cayera en la pobreza. Y ni hablar del default unilateral, cuyas consecuencias todavía arrastramos, porque parte de los acreedores nos hicieron juicio y estamos pagando 9% de tasa de interés para acceder al crédito, cuando los países de la región pagan entre 3 y 6%. Son miles de millones de dólares todos los años, que se pierden en intereses y no se destinan a educación, salud o infraestructura.

DEVALUACION SALVAJE

La devaluación (simil a la salida del euro para los griegos), fue tan salvaje en nuestro país, que la moneda local perdió de un plumazo el 75% de su valor, haciendo que los salarios reales de los trabajadores se desplomaran un 30% durante 2002; un porcentaje que hizo empalidecer al propio Domingo Cavallo, que había intentado el año anterior bajar un 13% los sueldos de los empleados públicos que ganaban más de 500 pesos/dólar, sin espalda política para aguantar el ajuste.

Por si todo esto fuera poco, abandonar la Convertibilidad y devaluar la moneda, hizo que las deudas crediticias que habían sido tomadas en moneda extranjera no se pudieran pagar y que los depositantes que habían hecho plazos fijos no pudieran recuperar sus dólares. La “solución argentina” fue una pesificación asimétrica, que en la práctica implicó la estatización de buena parte de las deudas privadas. El resultado combinado de la devaluación, más la estatización de deudas hizo que los compromisos públicos pasar de representar el 53% del PBI en el 2001 a nada más ni nada menos que 139% del producto en 2003.

Esto es lo que quieren, los que proponen a los griegos la “salida argentina”. Devaluación, hiperdesempleo, pobreza, estatización de deudas, inestabilidad monetaria…

Quizás por eso, previsora, la propia Cristina Fernández de Kirchner, cuando era senadora, se oponía a esa “salida argentina”. El 6 de enero del 2002 fue una de las cinco personas que se abstuvieron de votar la Ley de Emergencia Pública, que disponía el abandono de la Convertibilidad.

La pregunta del millón es entonces; ¿Qué propondría Cristina para Grecia? ¿El abandono del Euro, en abierta contradicción con su defensa de la Convertibilidad?

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