El tuit me llegó a la bandeja de mensajes directos, entre los cientos que todos los días me consultan sobre la economía argentina; el dólar, las decisiones del Gobierno, potenciales inversiones, etcétera. “Qué opinas de Ganancias Deportivas?”. No sabía de qué me hablaban; conjeturé que se trataba de una pregunta sobre el tratamiento impositivo y contesté que no era experto en el tema, pero que pensaba que todas las ganancias debían tener el mismo tratamiento, vinieran de donde vinieran.

Me quedé pensando y decidí googlear, descubriendo la nueva estafa piramidal que hace estragos en Mendoza, aunque otras variantes como Intense Live arrasan en Tucumán, al tiempo que AgroBits lo hace con gente que no conoce mucho del campo.

Las apuestas deportivas están muy difundidas, sobre todo en Europa y los Estados Unidos. Según el diario español El País, las cinco principales plataformas mueven solo en ese país 2.000 millones de euros al año y el negocio es bastante transparente, puesto que antes de cada partido puede verse la probabilidad implícita que se le asigna a cada resultado, que es calculada a partir de modelos matemáticos y ajustada en función de las tendencias elegidas por el público.

Por esta razón, es muy difícil sacar una ventaja sistemática y permanente apostando a los distintos resultados. Pero además hay que tener en cuenta que todas las casas cobran comisiones que oscilan entre el 5 y el 8 por ciento del monto jugado, de modo que para salir ganando no alcanza con superar al resto de los apostadores y a la casa; hay que ser al menos entre 5 y 8 por ciento superior, para cubrir el porcentaje que se quedan los organizadores y salir hecho.

LLAMATIVO

Por eso me llamó notablemente la atención que la gente de Ganancias Deportivas ofreciera una renta del 20 por ciento mensual a los “apostadores pasivos” que ponen su dinero a disposición de la empresa, para que los analistas contratados elijan como apostarla.

En primer lugar, porque teniendo en cuenta las comisiones de las plataformas y los costos de operación, la empresa necesita una rentabilidad superior al 30 por ciento mensual, para empezar a hablar, lo cual es prácticamente imposible en un mercado tan competitivo. Es cierto que puede haber apostadores desinformados y sesgos por fanatismo en hinchas que están dispuestos a poner más dinero de lo que su equipo vale, pero también está lleno de tiburones que a la primera pista de sangre se lanzan sobre la oportunidad licuando esas ventajas.

En segundo lugar, porque con las tasas de interés negativas que hay en Europa hoy es posible conseguir dinero mucho mas barato y no se entiende por que una empresa que se supone que tiene fines de lucro, haría beneficencia pagándole 20 por ciento mensual a sus financistas. Incluso mi tarjeta de crédito, que me asalta a mano armada, me cobra 3 por ciento mensual por los saldos impagos en dólares.

La propuesta es además ridícula para cualquiera con una mínima formación en el concepto del interés compuesto, porque si alguien empieza invirtiendo 10.000 pesos al 20% mensual, reinvirtiendo todos los intereses, al año tendría $89.161, pero a los tres años amasaría $7.088.019 y al cabo de cinco años tendría 563 millones de pesos, de modo que Ganancias Deportivas es una fórmula para hacerse rico en poco tiempo, o una tremenda estafa. Y dado que sabemos que las apuestas tienen en el mejor de los casos, incluso con los modelos matemáticos más sofisticados, un margen muy escueto luego de las comisiones, queda claro que se trata de lo segundo. Pero ¿cómo han hecho para pagarle ese 20 por ciento durante más de dos años a miles de personas en todo el mundo? Porque la verdad es que hay muchos testimonios de gente que realmente ha cobrado.

La respuesta es muy simple; todas las estafas piramidales funcionan igual. Carlo Ponzi se hizo famoso reclutando inversores y pagándoles ganancias mucho mas altas de las que abonaba el mercado, a principios del siglo pasado y le duró varios años.

CUESTIÓN MATEMÁTICA

Otra vez es una cuestión matemática; cualquier red de inversores puede pagarles 20 por ciento mensual a los que están adentro, si cada mes entra un 20 por ciento más de nuevos participantes, que los que salen, porque es con el dinero de estos nuevos, que se paga a los viejos. El problema es que una red de personas que necesita crecer al 20 por ciento mensual, escala tan rápido que en poco tiempo se necesita toda la población mundial para poder sostenerla. Por ejemplo, si se empieza con 1.000 inversores, al mes requiere de 1.200 de similar poder adquisitivo promedio, al tercer mes 1.440 y así sucesivamente. Al cabo del primer año se necesita una red de 8.916 personas y a los dos años ya son 79.497. Este parece ser aproximadamente el nivel de gente involucrada en Mendoza, según distintos cálculos de la prensa local. Parece manejable, pero el interés compuesto es implacable; para aguantar un año mas la estafa, la red tiene que inflarse hasta los 708.802 participantes y en el cuarto año ya se precisan 6.319.749 incautos. Expandir internacionalmente la red compra un poco de tiempo, pero no mucho.

Dos años mas tarde se necesitan 502 millones de personas.

Si antes del colapso matemático dejan de entrar candidatos, o algunos se asustan y la red frena su expansión, se produce la quiebra y hunden personas, familias y pueblos enteros en los que la estafa caló hondo.

Ganancias Deportivas no es la primera ni será la ultima estafa a lo Ponzi, pero lo bueno es que la probabilidad de que aparezca otra se reduce mucho con un poco de educación financiera.