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La controversia empezó a partir de una foto posteada en la red social Tumblr en la que una chica le preguntaba a sus contactos si los colores del vestido que aparecía en la imagen eran blanco y dorado o azul y negro, porque entre sus amigas no lograban ponerse de acuerdo y se estaban volviendo locas.

Eventualmente el debate se viralizó en Twitter y fue trendigtopic (TT) en todo el mundo, llegando más tarde a los principales noticieros y programas televisivos del planeta.

En efecto, de acuerdo a un análisis hecho con la ayuda del programa Photoshop, pudo comprobarse que se trataba de una prenda azul y negra, pero por el sesgo cognitivo de confirmación de hipótesis, todavía muchos creen que incluso este popular programa de diseño puede fallar.

En mis clases de Economía del Comportamiento suelo presentarles a mis alumnos una ilusión óptica que puede servir para comprender por qué algunos ven azul y otros blanco.

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¿Verdad que parece celeste el de la izquierda y azul el de la derecha? ¿Me creerían si les digo que es el mismo azul? Prueben imprimirlo en una hoja y lo comprobarán. El truco es que nuestro sistema perceptivo no funciona en términos absolutos, sino que está diseñado para captar contrastes, para percibir la realidad en términos relativos, porque para tomar decisiones los valores absolutos no sirven, sino que por el contrario lo relevante son los cambios, las diferencias. Las barritas azules de la izquierda están apoyadas sobre las barras negras y por ello, en contraste con el negro lucen más claras (parecen celestes) que las barritas azules de la derecha, que están apoyadas sobre las barras blancas, maximizando el contraste.

Mi hipótesis es que un fenómeno similar ocurre con el ahora famoso vestido. Si se empieza haciendo foco en el negro, el azul parece mucho más claro y viceversa.

Percepción y realidad económica

Argentina tiene una deuda pública del orden de los 250.000 millones de dólares. ¿Le parece alta? En términos absolutos seguramente sí, pero ¿es más alta que la que había 10 años atrás? De nuevo, en términos absolutos es más alta, pero si medimos la deuda como porcentaje del total de bienes y servicios que fabrica el país (PBI), la verdad es que ha disminuido dramáticamente. ¿Sin embargo,  sabía usted que durante el gobierno de Menem también disminuyo de manera considerable el ratio de deuda/PBI? Apuesto que creía que Menem había sido uno de los responsables del endeudamiento.

El párrafo precedente no agota el debate sobre la deuda en Argentina. El objetivo es simplemente mostrar que no existe una sola realidad económica, sino que para tomar decisiones todos los días, construimos representaciones mentales de los distintos escenarios que están fuertemente influidas por nuestra percepción del problema y de las condiciones que lo rodean

Como ocurrió con el vestido y luego con la ilusión óptica de las barritas azules, percibimos la realidad de manera diferente según sea el foco que hagamos. Dirigimos nuestra atención a un contraste particular que resalta algunas características de la situación y descarta otras. Así, es perfectamente posible sostener que la deuda pública argentina aumento o que disminuyó, según se la compare de una manera o contra un parámetro (por ejemplo el PBI) o contra otro.

Del mismo modo se puede decir que este fue un gran gobierno, si se comparan los indicadores económicos con los del 2002 o que fue malo, si el contraste se hace con el 1998, o con el 2007. La propia Convertibilidad, por ejemplo, luce exitosa en bajar la pobreza y la exclusión si se compara 2001 con 1989, pero palidece si se la mira en relación a lo que ocurría en 1986 o en 1992.

Resulta fundamental por lo tanto, no quedarse con una sola perspectiva de los fenómenos económicos y ayuda mucho si somos conscientes del modo en que funciona la mente, porque conociendo nuestro cerebro no seremos presas tan fáciles del engaño y tomaremos mejores decisiones.

Quiero darles entonces la bienvenida a este nuevo espacio, que buscará algunas veces producir conocimiento nuevo sobre las relaciones entre la psicología y la economía, pero se contentará en la mayoría de las oportunidades, con simplemente divulgar y difundir las novedades económicas en un tono amigable para el lector no especializado.