El licenciado en economía Martín Tetaz dialogó con Desafío Económico sobre las alternativas del sector de cara a las elecciones de octubre y acerca de los cambios que considera deberían realizarse. Su mirada desde la economía cognitiva y la incorporación de profesionales en los equipos de los candidatos. Una perspectiva distinta a tener en cuenta

El licenciado en economía Martín Tetaz dialogó con Desafío Económico sobre las alternativas del sector de cara a las elecciones de octubre y acerca de los cambios que considera deberían realizarse. Su mirada desde la economía cognitiva y la incorporación de profesionales en los equipos de los candidatos. Una perspectiva distinta a tener en cuenta  

-¿Cómo ves la economía?
-La veo relativamente bien en el corto plazo, pero completamente insostenible esta situación en el mediano y largo. En el corto plazo el Gobierno quebró todas las expectativas de devaluación que había, lo hizo a través del Banco Central, entregando bonos atados a la evolución del dólar (una especie de seguro de cambios) y operando a futuro también entregando seguros de cambio, una manera muy ortodoxa de resolver el problema y decirle al mercado ‘miren que el dólar no se va a mover’. Y está utilizando ese dólar barato para controlar las expectativas de los consumidores, que creen que ahora las cosas están un poco mejor porque el dólar no se mueve, entonces el consumo se recuperó un poquito. Hoy el modelo es dólar barato para controlar las expectativas sobre la economía y la inflación. Cuáles son los objetivos de ese modelo: agosto con las PASO, octubre con las elecciones generales y el tercero es diciembre, porque a Cristina le importa mucho cómo se va a ir.
-A qué posición te acercás más ¿a la de los cambios graduales o los de shock?
-Todos los equipos económicos coinciden en que esta situación es insostenible y hay que salir. Pero luego aparecen las diferencia de cómo. Para salir tenés que resolver varias cuestiones: una es la inflación que inmediatamente te lleva a otro problema que es el fiscal. Otra parte de la inflación en el país tiene que ver con lo que es la inflación inercial. Estamos en una inercia donde si no hay acuerdos de precios y salarios no se va a poder bajar la tasa de inflación. El primer gesto tiene que ser de confianza. El Gobierno tiene que establecer un plan y decirle a la gente ‘vamos a bajar la inflación de esta manera’, y la gente va a ver si el Gobierno cumple. Pero esto lleva a un problema anterior: ¿cómo se va a medir la inflación? Con el INDEC que esta ‘truchado’, cómo sé que no están dibujando los números. Primero hay que resolver el termómetro del INDEC. Hay que resolver el problema de la inflación, pero para atrás hay que resolver todos estos problemas. Y para adelante tenés que explicar que vas a ir a un nivel de tipo de cambio que no se va a devaluar, para eso hay que devaluar primero. La mejor manera de convencer a la gente de que no va a haber una devaluación es devaluar, paradójicamente. Si yo te digo que no voy a devaluar y mantengo un tipo de cambio que no es sostenible, vos no me creés. El Gobierno deberá corregir el dólar barato. Cuanto más rápido corrija eso, más rápido podrá convencer a la gente de que no hay ninguna devaluación por venir, y cuando logre hacer eso, las inversiones van a empezar a entrar. Yo soy más partidario de la política de shock, hay que cambiarle el chip a la gente.
-¿Por qué no hay un plan antiinflacionario concreto? 
-Es una combinación de varias cosas. El impuesto inflacionario es un impuesto escondido, porque no necesito que me lo apruebe el Congreso. Y es un impuesto escondido, no sólo por la vía del impuesto inflacionario, sino porque aumenta la recaudación de IVA y Ganancias y el Gobierno consigue mayores impuestos que después son difíciles de resignar. Pero en segundo lugar, no hay un plan porque en el Gobierno no hay unanimidad para reconocer el problema de la inflación. Durante mucho tiempo se negó, modificando los índices. Ahora el Gobierno lo reconoció a medias, miente un poquito menos, pero sigue mintiendo. No hay unanimidad de quién está causando la inflación. El Gobierno en parte se lo cree, en parte lo inventa con las teorías conspirativas, cuando en realidad las responsabilidades del proceso inflacionario es 100% del Gobierno. En toda Latinoamérica está bajando la inflación menos en Venezuela y en Argentina. Hay un problema del Gobierno, pero reconocerlo implica reconocer que no se están haciendo las cosas bien.
-¿La política debería recurrir a la psico economía dentro de los equipos económicos de los candidatos?
-Es una cuestión obvia. Si vos estás tratando de modificar el comportamiento con una política, las políticas públicas en general, primero hay que ponerse en el lugar del receptor. Si yo no sé cómo las va a tomar, ¿cómo voy a hacer la política? Todos los equipos económicos tendrían que tener un enfoque que venga de la psicología cognitiva también. En algunos sectores está empezando a pasar. Yo sé por hablo con los candidatos a presidente, que por lo menos 2 de esos candidatos están pensando en armar algo.
-¿Cuál es la relación entre la psico economía y la inflación?
-Acá entra la importancia de las expectativas en la formación de precios. Si vos lográs cambiarle el chip a la gente y hacerle entender que está en un ambiente que no es inflacionario, no hay posibilidad de que aumente. Para que se aumente un precio necesitás un formador de precio y el tipo cree que si no aumenta el precio pierde su capital, con  lo que hay que desactivarle esa creencia a esa persona. Pero además está la barrera del consumidor que se convalida con la compra. Si yo estoy en un escenario que no estoy esperando inflación, no se puede aumentar los precios ‘porque aumenta todo’. Para actuar de la misma manera los consumidores y productores tienen que estar convencidos de que no habrá inflación. La batalla primero se libra en la cabeza de la gente.
-¿Cómo imaginás a la economía como disciplina científica?
– Será una economía mucho menos basada en la teoría de como suponemos cómo funcionan las conductas humanas y los mercados. Vamos a una economía empírica para empezar a hacer experimentos y ver qué hace la gente en los mercados o cómo se mueven las economías. Va a ser experimental, va a tener que ver mucho más con cómo la gente toma decisiones.
Martín Tetaz y una mirada desde la psico economía: El consumo, la felicidad y la economía
– El Gobierno impulsó medidas relacionadas al consumo ¿cómo se explica desde la psico economía? 
– El Indice de Confianza de los Consumidores elaborado por la Universidad Di Tella marca que el 60% de los cambios en la imagen de la Presidenta tiene que ver con que cambia el humor de los consumidores. Uno podría decir “Billetera mata plataforma electoral”. Si el consumidor está contento consumiendo, lo satisface para que siga el mismo Gobierno. Por el efecto habituación el consumidor se estuvo bancando el deterioro de la infraestructura a nivel nacional y provincial. El Gobierno no eligió apoyarse en la inversión en infraestructura en comunicaciones, la gente se ha acostumbrado que dos de cada tres llamadas se cortan, nos habituamos a ello. Premiamos a un gobierno que nos deja consumir y no cuestionamos a un gobierno que no invirtió en infraestructura.
– ¿Qué relación hay entre la felicidad y el dinero?
– Hay una relación real que se comprueba con los estudios y con lo que pasa en la realidad: la gente cree sistemáticamente que más dinero la va a hacer más feliz y por este efecto habituación la felicidad dura poco. A mí me dan un aumento de sueldo en un mes, estoy contento, pero después me habitúo y empiezo a gastar mucho más y tengo un nivel de consumo más alto y eso no me hace más feliz. Parece que nos importa mucho más el ingreso relativo que el ingreso absoluto. Estamos queriendo más dinero para consumir bienes que creemos que nos van a dar más placer.
(LEA LA NOTA COMPLETA EN LA EDICIÓN N° 83 DE DESAFÍO ECONÓMICO)