Compiladores:
David Gómez Álvarez – Víctor Ortiz Ortega
Editor:
Editorial de la Universidad de Guadalajara
Introducción:
Los conceptos del bienestar y el progreso se encuentran en proceso de evolución y
redefinición constante. Su procuración y medición han pasado de variables e indicadores
predominantemente económicos, a modelos más integrales, equilibrados, y
multidimensionales; donde además se contemplan variables de desarrollo humano,
identidad cultural, equidad, sostenibilidad ambiental y bienestar psicosocial, también
llamado subjetivo.
El bienestar subjetivo está en el centro de la agenda pública internacional, éste
implica un llamado y un esfuerzo de parte de los gobiernos para implementar políticas
públicas que fomenten la calidad de vida y el bienestar de los ciudadanos.
Esta labor se suma a la tendencia internacional por la construcción participativa
del desarrollo, como lo plantea la Agenda Post 2015 de las Naciones Unidas. No se
trata de sustituir una medición por otra, sino de complementar la noción objetiva del
bienestar con la experiencia vivida por los ciudadanos (ONU, 2013)1.
En América Latina se ha estudiado y ensayado mucho sobre el bienestar por décadas,
no porque se goce de él, sino porque sus sociedades contienen objetivamente
mucho malestar en comparación a otras. Esto se evidencia en diversos indicadores
e índices: malestar económico, político y social; la más alta desigualdad social; la
pobreza como norma en diversas y amplias regiones; la violencia social como expresión
de un amplio descontento y crecimientos económicos pírricos, los cuáles ni
siquiera igualan el crecimiento poblacional. La historia latinoamericana se enclava
en una supervivencia dentro de ese malestar, donde la procuración constante de
metas e indicadores, aún lejanos, se da más en los discursos que en las acciones.