d0095cEn “El jardín de los senderos que se bifurcan”, Borges plantea una novela en la que cada decisión del personaje abre múltiples mundos posible y todos ocurren al mismo tiempo. Escribe el genial autor que “En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en la del casi inextricable Ts’ui Pên, opta —simultáneamente— por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también, proliferan y se bifurcan”

Si pudiera elegir un regalo para hacerte, te daría un jardín de senderos que se bifurcan, para que puedas contestar las preguntas que revientan en tu consciencia, porque en esa ficción de Borges era posible mirar que habría pasado en cada una de tus decisiones si hubieras optado por otra alternativa. ¿Qué hubiera sucedido si no ibas al mundial de Brasil? ¿Qué hubiera pasado si no jugabas las últimas dos copas América? ¿Habría llegado Argentina a las tres finales? ¿No sería ideal que pudieras vivir las dos vidas al mismo tiempo; una en la que seguís vistiendo la celeste y blanca y otra en la que las polillas se comen la numero 10?

Ni que hablar del impacto del azar. En una de esas vidas, por ejemplo, el cabezazo de Dzemaili, entra y nos quedábamos afuera del mundial con Suiza, en el último minuto. En otra vida alternativa tu mano a mano con Neuer termina en gol, porque la pelota se encuentra con un poco menos de viento en el camino, y se volvían con la copa.

En un juego como el ajedrez, en cambio, hay poco margen para el azar. Uno puede, es verdad, especular con el desenlace alternativo que habría tenido un match si en vez de jugar con una estrategia se hubiera optado por otra, pero en el póker en cambio ocurre todo lo contrario, porque si bien no deja de ser un juego de habilidad mental, no puede negarse la tremenda influencia de la suerte.

d0095fPor esa razón es tan difícil ser campeón en el póker, porque no alcanza con jugar perfecto; hay que tener culo también. Pero tampoco alcanza con la suerte. Cualquiera puede tener los astros a su favor y ligar buenas cartas. No importa, no alcanza.

El campeón de póker tiene que tener la habilidad de superar la enorme frustración que genera perder cuando las chances estaban fuertemente a tu favor. Los jugadores lo llaman “bad beat”, que en castellano sería algo así como tener mucha, pero mucha mala suerte.

En el mundial de póker del 2003, por ejemplo, un tipo que, aunque parezca joda se llama Moneymaker, se jugó todas las fichas all in, contra uno de los mejores jugadores del mundo (el Costarricense Humberto Brenes), en una mano en la que iba perdiendo por paliza y solo lo salvaban dos cartas de las 45 que quedaban en el mazo. Brenes era favorito y tenía 92% de chances de ganar, pero salió una de los dos naipes que salvaban a Monemaker, que con solo el 8% de probabilidades a su favor, acabó ganando la mano y a la postre salió campeón en ese torneo.

Hay muchos jugadores de póker muy buenos; gente que se sabe las probabilidades de memoria, que tiene capacidad de leer la mente de otros jugadores, que usa sofisticados modelos matemáticos de teoría de los juegos para tomar sus decisiones, pero prácticamente todos sucumben ante lo que yo llamo el “efecto Gaudio”

¿Te acordas del Gato Gaudio? Uno de los mejores jugadores de tennis de todos los tiempos, pero el tipo no se bancaba las rachas negativas del azar, se echaba la culpa sistemáticamente y la mala suerte acababa repercutiendo en su juego.

El futbol obviamente no es como el póker. El azar no es tan importante, pero así y todo ninguna variable, ni los expertos con más trayectoria pueden acertar todos los resultados. Como cuento en este artículo, usando los datos disponibles el posible predecir el 62% de los resultados de un mundial, por ejemplo, pero así y todo te queda un 38% librado al azar.

Y ni hablar de un penal. Solo el 75% de los penales van adentro y si los jugadores actúan racionalmente a la hora de patear y jugarse a un palo, no es muy distinto que jugar al piedra papel o tijera, de modo que la influencia del azar es fuertísima, aunque hay lugar para la estrategia también, como lo explico acá.

Tus estadísticas, como todo el mundo saben, son impresionantes. Y te confieso que, aunque veo lo mismo que el resto, quedé pasmado cuando leí el informe con números duros sobre tu performance que publicó la gente de FiveThirtyEight.com , en particular tu fantástico aporte al equipo, en materia de asistencias de gol, que creo que es lo que te convierte en el mejor jugador del mundo, aunque no luzca tanto como un gol propio.

d0095bPero es verdad que pateando penales sos ligeramente mejor que el promedio, con una efectividad del 78% y yo creo que, siendo que sos tan superior al resto pateando desde fuera del área, es evidente que te juega en contra el bad beat; que tu cabeza va en moto a la hora de patear desde los 12 pasos.

Con el tiempo vendrán las evaluaciones de la responsabilidad de cada uno en la fatídica definición contra Chile, incluyendo el rol predominante de la mala leche. En las carreras de relevos, el coach hace correr ultimo al más rápido, para asegurar la definición, mientras que el segundo más veloz larga primero porque la ventaja inicial impacta psicológicamente en el resto de la carrera. Yo no sé si vos eras el segundo mejor pateador argentino de penales, o si el técnico debió cuidarte un poco más y hacerte patear en el medio de la tanda. Tampoco sé si la comprobada ventaja del 20% que tiene el que arranca pateando los penales fue decisiva para que ganara Chile, aunque en el aire se respiraba una enorme presión cada vez que ejecutaba uno de los nuestros. Romero sacó un penal, es cierto, porque es un gran arquero, pero los asistentes que lo asesoraron tampoco se lucieron, porque el tipo acertó el palo una sola vez en cinco oportunidades.

En un mundo ideal, el tiempo se detiene antes de la definición por penales y la gente juzga. ¿Fue bueno lo que se vio hasta acá? ¿Llegó a conformarse un equipo con una identidad de juego definida? ¿Sirve el proyecto?

Las decisiones tomadas después de los penales nunca son buenas decisiones, porque se le da al resultado final más entidad de la que tiene para reflejar lo que se hizo hasta el momento; la calidad del proceso. Paradójicamente, se le da al azar más peso del que merece

En el póker no hay manera de saber si un jugador es bueno o no, hasta que no haya jugado un millón de manos, porque es la única forma de aislar los efectos del azar.

Si tu decisión de dar un paso al costado fue tomada antes de ejecutar el penal y era la misma independientemente de que hubieras marrado, la respeto y acompaño, pero si como sospecho caíste presa del sesgo de resultados y decidiste tu futuro (y el nuestro) porque la moneda cayó del lado equivocado, pensalo.

Y cuando lo estes meditando acordate de aquella famosa declaración de Michael Jordan cuando dijo: He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 partidos. 26 veces han confiado en mí para lanzar el tiro ganador y lo he fallado. He fallado una y otra y otra vez en mi vida. Y es por eso por lo que tengo éxito”